miércoles, 6 de febrero de 2008

NO RECOMENDADO como BIBLIOGRAFIA A NIVEL ESCOLAR


La Comisiónde EstudiosHistóricos
NO RECOMIENDA
la difusiónde este texto
como bibliografía
a nivel escolar.



“Bouchard, el corsario de la patria” por Felipe Pigna.

La comisión de Estudios Históricos ha analizado el texto de “Bouchard, el corsario de la patria”, de Felipe Pigna; considera que deben señalarse los siguientes errores históricos y pone al alcance de los interesados la bibliografía correspondiente.

1.- El reglamento español de Corso de 1801, no fue un “mamotreto” como escribe Pigna, sino “una completa legislación de larga aplicación en el Plata a partir de mayo de 1810” – Ver Rodríguez – Arguindeguy: El corso rioplatense, página 53.
2.- El hermano de Guillermo Brown, integrante de la expedición corsaria al Pacífico, se llamaba Miguel y no Luis como figura en dos oportunidades en el texto, lo que no es error de imprenta sino del autor.

3.- Felipe Pigna menciona al duque de Florida Blanca como Gobernador de Guayaquil y a su sobrina, la condesa de Camargo, ambos prisioneros en la fragata “Consecuencia”, nombres que no figuran en la Bibliografía responsable. En “Guillermo Brown. Apostillas a su vida” y en “El Corso rioplatense” de P. Arguindeguy y H. Rodríguez, páginas 111 y 177 respectivamente, leemos la lista de prisioneros de la fragata “Consecuencia”: (...) se hallan a bordo actualmente de la fragata Comandante nombrada el Hércules: Señor Brigadier D. Manuel de Mendiburu, Señor D. León Altolaguirre de la Orden de Carlos III, Intendente de Provincia y Contador Mayor del Real Tribunal de Cuentas de Lima; Señor D. Andrés Ximenes, juez subdelegado de la Provincia de Jauja; Señor José Antonio Navarrete, Diputado que fue en Cortes de la Provincia de Piura y hoy electo Fiscal de la Real Audiencia de Chile; Señor D. Francisco Iriarte, Teniente Coronel del Real Cuerpo de Ingenieros, destinado al Virreinatos del Perú, Manuel de Mendiburu era el Gobernador designado para Guayaquil. En ninguno de los textos se lo menciona como duque de Florida Blanca y menos aún figura la condesa de Camargo entre los prisioneros.

4.- Guillermo Brown no usó el pabellón nacional como poncho o chalina como se observa en los dibujos del libro sino que, como leemos en las “Memorias del Almirante Brown”, publicación de la Comisión Nacional de Homenaje al Almirante Brown en el centenario de su muerte, habiendo perdido todo la ropa en el saqueo, el comodoro Brown se vio obligado, para ir a tierra, a envolverse, nada menos que en el pabellón patriota que encontró en cubierta” – página 52.

5.- En cuanto el trato que recibió Brown, al que el dibujante representa en una celda, sentado en el suelo, leemos en su “Memoria” escrita en 3° persona, “Desde la playa donde el gobernador permanecía a caballo (...) fue conducido a la guardia por algunos oficiales de confianza y principales habitantes de la ciudad. Inmediatamente se le remitieron ropas y el Gobernador le invitó a comer. La calma que desplegó ante tal revés de fortuna, le mereció el respeto de todos los que se hallaban allí reunidos, así como la temeraria intrepidez que demostrara muy poco antes, había excitado su admiración, sobre todo la del Gobernador y del Obispo, quienes lo cumplimentaron de la manera más honrosa”, página 52.

En cuanto a los demás prisioneros, dice el Almirante: “Los oficiales y tripulación restantes fueron confinados con menos restricciones y el pueblo, al conversar con los prisioneros, se dio cuenta de la naturaleza de la revolución y del objeto de la expedición y deploró sobremanera haber cooperado en la defensa de la ciudad.” Página 53.

6.- Pigna describe un ataque demoledor a la ciudad por Bouchard y su tripulación quienes, por las armas, obligan a las autoridades, tras someterlas en la residencia oficial, a liberar a los prisioneros y especialmente, al Almirante Brown. La documentación histórica establece, sin dar lugar a dudas, que esa liberación se logró por tratativas entre Miguel Brown y Vasco Pascual.

Leemos en la “Memoria” del Almirante Brown: “Tan pronto como la pérdida del “Trinidad” se supo en la escuadrilla que estaba todavía en La Puna, la Hércules que había quedado al mando del capitán Miguel Brown y el Halcón zarparon y procedieron a remontar el río, resueltos a destruir la ciudad, si su jefe y compañeros de armas no eran tratados como prisioneros de guerra. Antes de que ellos estuvieran a la vista, el Gobernador despachó un parlamento proponiendo canje de prisioneros con tal de que retrocedieran a determinado punto. Esta propuesta se debió, evidentemente, al temor de que se alzaran los criollos y la negociación terminó en un intercambio de prisioneros a satisfacción de ambas partes”. Página 52.

En la carta de Guillermo Brown a su hermano Miguel y a Walter Chitty leemos: “Queridos Walter y Miguel: me hallo prisionero sin lesión en mi persona. El Gobernador es un hombre de un espíritu amable y militar. Ustedes no tratarán de subir; antes al contrario se retirarán. Yo he propuesto desechar a todos los prisioneros en tierra si me dan libertad pero temo no lograrlo. Yo he dicho que ustedes no se quedarán más que dos o tres días y que seguirán con sus prisioneros a Buenos Aires abandonándome a mi suerte (...). Página 111.

7.- Lenguaje inadecuado en un texto que pretende ser escrito para escolares. Nuestro idioma posee un riquísimo material sin necesidad de utilizar expresiones procaces que desvirtúan la finalidad educativa de la obra.

8.- Tras Guayaquil, Buenaventura y Galápagos Brown navegó hacia el Atlántico por la ruta del Cabo de Hornos. Noticias sobre la presencia portuguesa en el Plata, lo obligaron a dirigirse a la isla Barbados para reparar su nave. La insidiosa intervención del capitán Stirling lo llevó a la Antigua donde fue juzgado por la Corte del Adelantazgo local.

Estos hechos aclaran que Brown no continuó la guerra de Corso en las Antillas como especifica Pigna.Ver: Apostillas ..., ob.cit. Página 111 y Ratto; ob.cit, Página 120.

9.- El lugre mencionado como San José se denominaba Neptuno.
10.- Bouchard fue muy severo en su propiedad económica peruana, pero ello no debe llevar al lector al concepto de inhumanidad. No puede presentarse su imagen con trabajadores encadenados y engrillados como en épocas de dura esclavitud, sobre todo en un trabajo para escolares fácilmente influenciables.

La Comisión de Estudios Históricos no recomienda la difusión de este texto como bibliografía a nivel escolar.




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