lunes, 15 de octubre de 2007

Palermo Queens: cuando el fenómeno inmobiliario no respeta identidades barriales

Por FACUNDO CORNEJO
Estudiante de Periodismo TEA


Por esas cosas del marketing inmobiliario, Villa Crespo es ahora llamado Palermo Queens. La zona comprendida por las calles Thames y Lavalleja y las avenidas Corrientes y Córdoba fue rebautizada para elevar la cotización de sus propiedades, sumado a una propagación –por la cercanía con esa suerte de “sub-barrio” denominado Palermo Viejo- de negocios de diseño y restoranes gourmet. Pero un aviso publicitario, que citaba: “Juntos fundamos Palermo Viejo. Hoy Palermo Queens”, originó el enojo de los vecinos, que a través de una asociación barrial y la Junta de Estudios Históricos presentaron reclamos ante la Comuna –sin obtener respuestas- y a la Defensoría del Pueblo porteña, que solicitó una investigación por el cambio de nombre.

El fenómeno inmobiliario llevó a que el “barrio de diseño”, como se conoce a Palermo, colapsara y cruzara sus fronteras originales. Por eso, la propaganda de una inmobiliaria además instaba a los dueños de propiedades que “este es el momento más propicio para su venta y/o alquiler”. Basta con transitar por las cuadras del barrio y ver carteles de “demolición y obra” para tener una noción del cambio y ver que quedan pocas casas de puertas de madera y ventanas amplias de hierro forjado.

Este furor además se evidencia en el valor del metro cuadrado: en la parte de Villa Crespo que no está incluída en el cambio de nombre es de 600 dólares, mientras que en Palermo Queens llega a 1200 dólares.

Los responsables de las inmobiliarias coinciden en señalar que una nomenclatura llamativa resulta exitosa –en un momento se intentó mantener la base del nombre para ser llamado Palermo Crespo, pero no prosperó- y que el nombre Villa Crespo no vende tanto.

Pero este repunte de esta zona de la Ciudad no significa que todo sea color de rosa. Vecinos que comparten medianera con edificios recientemente inaugurados se quejan de tener poca presión de agua. Y otro punto a tener en cuenta es que ya no quedan cocheras, como consecuencia de que los dueños de garages venden los terrenos, con un predecible destino de nuevo consorcio, a la vez que las pocas que quedan subieron los precios (algunas llegan hasta 250 pesos mensuales).

Los vecinos no se oponen al crecimiento del barrio, pero sí de los cambios de identidad que, en consecuencia, parece generar. La Junta de Estudios Históricos de Villa crespo presentó en julio ante la Defensoría del Pueblo de la Ciudad una denuncia a raíz de que varias inmobiliarias publican al barrio como Palermo Queens. Hugo Tornese, presidente de la entidad vecinal, señaló: “Lo que le solicitamos a la Defensoría es que, más allá de que le quepan o no sanciones a la inmobiliaria –lo cual a nosotros no nos interesa-, es que se respeten los límites barriales. Por eso el pedido básico es que exhorte al Gobierno a la colocación del nombre de Villa Crespo en todas las chapas de las intersecciones de las calles y avenidas que circundan el barrio, así la gente va a saber dónde está viviendo y va a evitar engaños y equivocaciones.” Como respuesta, el organismo pidió que se investigue si algunas inmobiliarias recurrieron a “prácticas engañosas” al comercializar propiedades en la zona, además de sancionar a los infractores en el caso de comprobarse.

Además, la Asociación Civil Principios Identidad Cultura Educación, envió un escrito a través de su presidente, María Margarita Velázquez, al jefe de Gobierno, Jorge Telerman y al ministro de Descentralización, Roy Cortina. El reclamo presentado detallaba que el cambio de nombre tenía fines comerciales y viola el artículo 42 de la Constitución Nacional, que garantiza el derecho de los consumidores y “una información adecuada y veraz”; como también las leyes nacionales nº 22.802 de lealtad comercial (“propaganda que pueda inducir a error, engaño o confusión), nº 24.240 de defensa al consumidor y la ordenanza municipal 26.607 de los límites barriales de la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, se adjuntó una copia de la propaganda de la inmobiliaria Shenk.

“Una cosa es que exista diversidad en un barrio. Pero es una locura llamar Palermo a Scalabrini Ortiz y Corrientes”, aseveraba Velázquez con indignación.

A todo esto, ¿qué pensarían si vivieran los ídolos del tango como el “Negro” Celedonio Flores, Alberto Vaccarezza, Osvaldo Pugliese, el escritor y docente Leopoldo Marechal y el editor Manuel Gleizer, todos ellos vecinos de ese característico barrio, si se enteraran de ese intento de cambiar su tradicional nombre por cuestiones marketineras? “Realmente se sentirían muy mal, porque en el caso de Pugliese nació en el barrio, vivió, estudió piano acá, fue miembro de la orquesta de Paquita Bernardo en sus comienzos; y Leopoldo Marechal -que hizo trascender a Villa Crespo en su Adán Buenosayres-, es el máximo exponente de la literatura villacrespense”, reflexionaba Tornese.

Distintas corrientes de inmigrantes definen la identidad de este barrio, que todavía intenta resguardar imágenes de otras épocas de la ciudad. En los conventillos formaba parte del día a día que los italianos convidaran gruesas porciones de pizza a todo aquel que estuviera en los patios, o que los armenios recién llegados prepararan kefté. Los judíos forman una gran comunidad, pero dentro de ellos están divididos de acuerdo a los diferentes lugares desde donde provienen. Así una parte del barrio es llamada "Villa Kreplaj", que son los escapados, después de la Primera Guerra Mundial.

Sobre este arrabal porteño, la impronta tanguera, a través de Celedonio Flores, no podía faltar: “Muchachos, el barrio ya no es la sombra del que yo dejé: el progreso ¡qué biaba le ha dado!”, una observación del poeta en 1929.

Respecto de la actividad comercial, la zona está repleta de outlets, que para instalarse llegan a pagar mucho más de lo que las propiedades valen. La calle Aguirre concentra, entre Serrano y Gurruchaga, comercios de marcas reconocidad que, a su vez, hace sombra a los negocios de la avenida Córdoba, que en nueve cuadras aglutina alrededor de 230 locales. Otro dato para destacar: la propiedad aumentó un 500 por ciento, según señaló Horacio Berberian, titular de la inmobiliaria Shenk.

A pesar de las denominaciones, Villa Crespo se “palermiza”. Y es una tendencia que no sólo se aplica a la periferia de Palermo, sino que las mutaciones barriales parecen no detenerse, como en San Telmo, que si bien no adoptó un nuevo nombre, es marcada la presencia de bares y negocios de moda y diseño. Esto habla de un fenómeno en expansión, pero que no contempla la identidad de cada rincón característico que compone a la Ciudad.

Una carta, un reclamo

Más allá de las entidades barriales, el vecino Martín Lavini también expresó su descontento en una carta enviada a Horacio Berberian, responsable de Shenk, a la que tuvo acceso esta revista.

En el texto citaba: “soy vecino de Villa Crespo desde el año 2002. (…) Un volante de su inmobiliaria invita a los propietarios de inmuebles de la zona a acompañar el desarrollo del proyecto impulsado por su empresa, proyecto que tiene como idea primera cambiar el nombre del barrio, o de gran parte de él (la que justo por casualidad es el corazón comercial del mismo), de Villa Crespo a Palermo Queens. Cosa que traerá consigo consecuencias para todos los que vivimos y queremos al barrio… ¿qué consecuencias?: suba de alquileres y precios de venta de inmuebles, suba de precios en los comercios de la zona por comenzar a ser parte de este sector vip y exclusivo para turistas, pérdida del patrimonio cultural y social para abrir espacio a comercios genéricos y oportunistas (entre ellos el inmobiliario), y un montón más de consecuencias negativas para los que vivimos, queremos y respetamos al barrio tal y como es”.

Agenda: Para estar en contacto con el barrio

  • Este domingo a las 15 horas la Junta de Estudios Históricos colocará una placa en honor a Alberto Vaccarezza, creador del género del sainete criollo y su famosa obra teatral El conventillo de la Paloma, en Serrano 156, donde está el complejo de viviendas que inspiró al autor. El edificio, que estuvo a punto de ser demolido, fue salvado por la entidad barrial gracias a una resolución a su favor por parte de la Defensoría comunal.

  • Y el viernes 26 de octubre -en horario a confirmar-, la Dirección General de Cultura del Ministerio de Cultura porteño y la JEH realizarán una visita guiada gratuita por el barrio. El punto de encuentro: el monumento a Pugliese, en Luis María Drago y avenida Corrientes.


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