martes, 11 de diciembre de 2007

PROTEGER BARRACAS

ANTES Y AHORARecuerdan la casona de Av. Montes de Oca 188? En su lugar, próximamente un nuevo edificio en altura



LA MIRADA COLECTIVA


Barracas es un barrio con historia centenaria, eso no es novedad. Alcanza con dar una vuelta a nuestra propia manzana para encontrar testimonios de la arquitectura popular porteña del último siglo y medio: casas chorizo, viviendas de renta, fachadas neoclásicas y hasta algunos palacetes anteriores a la fiebre amarilla.

Encontramos de todo: reciclajes, puestas en valor, conservación pero también ruina y abandono y con ello el riesgo de la desaparición permanente.
Comenzamos aquí un recorrido por las calles de Barracas mostrando las diferentes realidades de nuestra arquitectura, valorando, resaltando, y también advirtiendo sobre edificios en riesgo de desaparecer bajo la picota inmobiliaria.


BARRACAS HOLLYWOOD


Hace un par de meses, apareció en Clarín otra nota resaltando el “fenómeno inmobiliario” que se viene desarrollando en forma incipiente en el barrio de Barracas. En ella se hacía mención a varios emprendimientos importantes que están actualmente en desarrollo en el barrio, enunciaba otros tantos aún en fase de proyecto y culminaba con el comentario de uno de los martilleros de la zona afirmando que “en cinco años Barracas será como Palermo Hollywood”.

Más allá de lo aventurado de tal pronóstico, no deja de ser esperanzadora la perspectiva de que nuestro barrio se desarrolle y evolucione, cobrando el valor que merece luego de tanto tiempo de abandono y desidia.

Está claro que Barracas ofrece muchas ventajas: rápidos accesos y egresos; ágiles vías de comunicación con el Gran Buenos Aires; cercanía con el microcentro y barrios de atractivo turístico como Puerto Madero y San Telmo; calles arboladas y baja densidad habitacional y un patrimonio arquitectónico histórico especialmente valioso que le da un perfil muy característico y definitorio.

Y es justamente éste último punto el que muestra claramente las dos maneras opuestas de entender el proceso de crecimiento del barrio: tenemos por un lado los reciclajes de antiguas plantas industriales como Bagley, Águila Saint, Piccaluga y próximamente Canale y Cruz de Malta entre otras, transformándose en viviendas y oficinas, sacándole partido a la nobleza de las construcciones y rescatando y valorizando sus fachadas y objetos arquitectónicos emblemáticos. También encontramos caminando por las calles de Barracas muchos ejemplos donde arquitectos y propietarios criteriosos han revitalizado sus casas chorizo y neoclásicas, efectuando reciclajes y reformas que las ponen nuevamente en valor. Por otro lado vemos ejemplos en contrario: antiguas casas de fines de siglo XIX y principios del XX que son demolidas en cuestión de días para dar lugar a edificios de propiedad horizontal, proceso que se ha acelerado de manera alarmante en los últimos dos o tres meses.

Resulta fundamental comprender que el perfil de Barracas se está modificando velozmente y que estamos frente a la pérdida irreparable de muchas construcciones de indudable valor patrimonial e histórico que no puede sernos indiferente.

No solamente estamos perdiendo buena parte de la historia del barrio y su identidad, sino que al mismo tiempo perdemos sol en nuestros patios y jardines, cielo en nuestras ventanas, ventilación adecuada en nuestras casas, pulmones verdes en las manzanas. Ganamos medianeras de 15 metros de altura, obtenemos humedad y sombra permanentes, sobreexigimos las redes de servicios públicos que en barrios antiguos como éste tienen una capacidad limitada, ganamos más autos y tránsito en nuestras calles que van perdiendo paulatinamente su tranquilidad.

Es fácil ver que el único negocio aquí es para las inmobiliarias y constructoras a quienes no les importa otra cosa que el rédito a obtener. Ellos ganan mientras los vecinos perdemos y padecemos, pagando un costo del progreso que es a todas luces injusto y totalmente evitable.

No hace falta destruir para construir, es posible reciclar y transformar manteniendo lo valioso, lo noble y lo bello. Nadie se opone a la evolución ni al progreso, pero debemos cuidar que se haga de manera racional y en beneficio de todos, no de unos pocos.

El proceso recién empieza y estamos a tiempo de modificarlo: valoremos las casas y edificios antiguos que tenemos en nuestra manzana, protejámoslos creando conciencia colectiva de su valor patrimonial, opongámonos firmemente a su demolición, rescatemos la identidad barrial que es una de las características sobresalientes que conservamos.

Después de todo, alguien quiere realmente vivir en Barracas Hollywood?

*Artículo publicado en la revista Sur Urbano de noviembre de 2007*

No hay comentarios: