lunes, 24 de septiembre de 2007

Disciplina: los docentes reclaman ayuda a los padres

Más allá del sistema disciplinario que rija en sus aulas y de las instancias de diálogo abiertas con los alumnos, los colegios reclaman cada vez más a los padres que se involucren, con el objetivo de conseguir una alianza fuerte entre la escuela y la familia.

Así opinaron autoridades y docentes de colegios estatales y privados al ser consultados por LA NACION sobre cuáles son las estrategias más convenientes para abordar la convivencia y los crecientes problemas de disciplina escolar. Todos coinciden en que los jóvenes están solos y necesitan que se los escuche y contenga.

“Si la familia y la escuela van juntas, todo anda sobre rieles. El diálogo es fundamental, porque más importante que la sanción es que el alumno pueda tomar conciencia de su error", dijo el rector de la Escuela Argentina Modelo, Juan Andrés Biedma. "Cuando la familia acompaña, en general, las cosas antes o después se resuelven", coincidió Eduardo Guelerman, director general del colegio privado Ecos. También indicó que la situación siempre hay que analizarla en el contexto, porque la escuela, hasta cuando sanciona, está educando.

Para el director general del Colegio Champagnat, Eugenio Macdaleno, "hoy, los padres se ponen como aliados de los hijos", y estimó que si los educadores y la familia no forman una alianza, "quedamos desbordados".

Hace ya algunos años dejaron de regir las amonestaciones y se pasó a un sistema de convivencia que prioriza el diálogo. Cuando un alumno comete alguna transgresión, se habla con él para que reflexione y tome conciencia del hecho. Si persiste en la conducta, se le hace una observación por escrito, se le puede asignar una tarea adicional o se puede llamar a los padres.

También es posible firmar un acta de compromiso en la que se establece cuál deberá ser el comportamiento futuro del alumno. También está prevista la suspensión, y sólo en casos extremos se decide el pase a otro colegio.

¿Qué acto de indisciplina puede generar la expulsión o pase del colegio? Depende de cada institución. Por ejemplo, el caso de un chico que ya tenía un compromiso por escrito y que luego robó la billetera de un compañero. O el de un alumno con reiteradas conductas irrespetuosas hacia los adultos que no cambió y cuya familia no acompañaba la posición de la escuela.

La pedagoga Graciela Frigerio indicó que es muy importante "restituir la diferencia generacional, que los grandes son grandes y los chicos, chicos". Un problema de este tiempo, dijo, es que "están desdibujados los arquetipos que les asignábamos a las generaciones".

Para los colegios privados porteños rigen las mismas normativas que para los estatales, excepto que no tienen la obligación de armar los consejos de convivencia. Rige la ley 223, de 1999, que creó el sistema escolar de convivencia. Hay 338 escuelas privadas secundarias, con 90.240 alumnos, y 141 estatales, con 98.754 chicos. En la provincia de Buenos Aires, en 2002 se establecieron los Acuerdos Institucionales de Convivencia (AIC).

En el colegio San Miguel, de Recoleta, la disciplina es importante como parte de la formación. "Queremos personas conscientes de qué significan la autoridad, la equidad, la justicia. No es cuestión de imposición, porque ésta lleva a la rebeldía. Queremos que se comprenda y aprenda", explicó el rector, Oscar Frulla.

En tanto, la directora del colegio Belgrano Day School, Silvia Thomas, dijo que "los chicos ahora se animan más a decir lo que les parece" y que es el docente quien tiene que saber a qué puede dar lugar y a qué no.

Equipos de apoyo

Las máximas autoridades de los colegios suelen buscar el consejo y la opinión de los miembros de la comunidad educativa y tienen equipos interdisciplinarios para tratar temas de conducta: preceptores, tutores, psicopedagogos, psicólogos.

Silvia, preceptora del colegio San Miguel, consideró que el diálogo es una herramienta efectiva, aunque se necesitan varias conversaciones para avanzar en acuerdo. En muchos casos, admitió, el diálogo no funciona. "Cuando hay que aplicar sanciones lo hago, y nadie dice nada porque saben lo que hicieron." Sin embargo, alertó sobre la importancia del diálogo, porque, aseguró, los chicos están muy solos.

"A veces no logramos el contacto con la familia", coincidieron Karina Martí y Jorgelina De Martino, preceptoras del Liceo N° 10 de Balvanera. Ambas forman parte del consejo escolar de convivencia, que se reúne cada vez que se lo convoca para analizar un caso.

"Cuando llegan los casos al consejo ya se trabajó mucho. Se hace hincapié en la prevención para no llegar a situaciones extremas", contó Martí, que también es profesora. La alumna Andrea da Silvia, de 4° año, integra el consejo y opinó que "es muy bueno que los alumnos y los padres estén en el organismo, porque se enriquecen los puntos de vista
".

Por Laura Casanovas
De la Redacción de LA NACION
Lunes 24/09/07

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